Comentario al Evangelio, por Monseñor Lopez Castillo, Domingo 02 Mayo

El amor más fuerte
Jesucristo nuestro Divino Maestro, sabía muy bien que las relaciones entre los hombres y los pueblos, se basan muchas veces, en la amenaza, en la fuerza, en una palabra en el miedo, en el rencor y la disuasión.
Todo esto no puede producir sino desconfianza y malestar. Tantas veces se confunde autoridad con mal carácter, o con humillación, también se mal interpreta, seriedad con despotismo.
Pero por otra parte, se cree que el buen trato es debilidad, o que ser bueno es ser tontos.
De allí, que en ninguna de estas actitudes existe amor.
Hemos aprendido a hacernos temer o a tener miedo, nunca a amar.
Pero resulta que el miedo es mal consejero, y sólo retiene o destruye la confianza, pero jamás construye. Crea barreras pero no une.
Es más, el rencor ahoga y envenena a los seres humanos.
El rencor mata la paz. El corroe, porque aniquila desde adentro.
Cuanta sangre ha hecho correr el rencor; desgracias, fracasos, y tragedias, fruto de esas semillas destructivas.
Por eso, es necesario educar en el amor.
Sin embargo el amor, no es cualquier producto, ni cualquier cosa.
Amar de verdad, no es fácil. Pero quien lo logre alcanzar, ha entendido lo que es vivir y qué es el cristianismo.
El amor implica vivir y hacer el bien.
Amar es reconocer que nos equivocamos, y por lo tanto nos impulsa a corregirnos y pedir disculpas.
Amar es ser justos. Amar es buscar y aceptar la verdad, es ser solidarios, saber tratar a los demás.
Amar es ser respetuosos y educados con los seres humanos y con la creación toda.
Amar es buscar soluciones a las dificultades, en vez de irse por la violencia y destrucción.
En fin, amar es reconocer que somos hermanos, hijos de un mismo Padre Dios.
Amar es generar comunicación y confianza, la cual conlleva a trabajar juntos, a mirar con optimismo y amistad la vida toda.
Por eso, Jesús desando lo mejor para todos, muy en profundo nos dice con insistencia: “Aprendan a amarse y vivirán”. Él, hoy nos recuerda sus memorables enseñanzas y la esencia de nuestro cristianismo. “Conocerán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros” (Juan 13,35).
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto

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